La Peña Vieja de Arcos de la Frontera es el otro tajo menos conocido de la villa. Su forma de anfiteatro ha sido moldeado por la acción erosiva, lenta e incesante, del río Guadalete. Desde el mirador de la calle del mismo nombre se puede contemplar un bello paisaje acrecentado, en este caso, con un espectacular y colorido amanecer. La Presa de Arcos, la Sierra de Grazalema y varias zonas del pueblos son parte del elenco de vistas que ofrece este privilegiado otero arcense.