Galería de sitios y fotos dedicada a Arcos de la Frontera, pueblo blanco de la Sierra de Cádiz.

jueves, 28 de enero de 2016

Mississippi encallado



En la retina de todos los arcenses aún se encuentra grabada la imagen de un barco singular de palas que, no hace muchos años, surcaba las aguas del Lago. En esos viajes, el mismo aportaba un punto de color a la hermosa pero blanca silueta de la Ciudad Monumental. Sus colores rojo y blanco y sus dos chimeneas negras ya no pueden ser divisados desde la urbanización de El Santiscal, auténtica madre del símbolo turístico de Arcos más destacado en la década de los años 60.




Atrás quedaron para las láminas de acero del vapor, aquellos años de gloria en la que incluso apareció en algunas películas españolas, como Juicio de Faldas, todo un éxito en 1969 ( con 3,5 millones de espectadores) en la que participaban Manolo Escobar, Concha Velasco, Gracita Morales y Antonio Ozores.




Se encuentra el 'Mississippi', encallado en una zona cercana a los 'bungalows' de La Molinera, en un espacio donde sólo se puede acceder a través del agua. Allí espera, rodeado de vegetación, a que la localidad que lo vio nacer lo rescate y lo vuelva a convertir en un símbolo turístico.




El 'Mississippi' es propiedad de los herederos del Conde de Lebrija, Eduardo León de Manjón, fundador del complejo turístico del Mesón de la Molinera en El Santiscal. Su amor por el proyecto fue tal, que el último viaje que hizo este barco fue para esparcir sus cenizas por el lago, cumpliendo así su último deseo.




El Mississippi es un barco de vapor a palas modelo F-245 CAG, solía surcar las aguas de este lago pero desgraciadamente no ha sido capaz de superar el paso de los años y ya no protagoniza mas sus paseos fluviales donde, adultos y jóvenes solían ilusionarse y deleitarse con una vista muy distinta y disfrutar de la hermosura de su pueblo.













El final del 'Mississippi' comenzó a escribirse cuando se endurecieron las leyes para el control de las embarcaciones de recreo que hacían pequeños viajes turísticos, ya que tenía que cumplir las mismas normas que los barcos de mar, incluso tener un patrón. Además, también existía la obligación de sacarlo del agua una vez al año para pasar las revisiones, algo que hubiera resultado muy costoso. Su recuperación se espera con ganas el municipio que le tiene un cariño especial a este viejo barco de palas que no hace tanto que surcaba sus aguas con sus colores rojo y blanco reluciendo y coronado por sus dos chimeneas negras.




Referencias:  Información extraída de sendos artículos includos en la hemeroteca de la "La Voz Digital":