En este ocaso de verano, el sol desciende entre las torres de las iglesias de Arcos de la Frontera y desaparece sobre la fortaleza medieval. Paisaje de contraste por efecto de la luz solar. La villa histórica, inmersa en un tapiz dorado, se distingue y destaca por su singular silueta.
Ambas torres, iglesias de San Pedro y Santa María, más el Castillo Ducal forman, figuradamente, una gran cuna, con respaldos y barrotes, donde el astro rey se acuesta tras completar su viaje diario por la bóveda celestial.