Galería de sitios y fotos dedicada a Arcos de la Frontera, pueblo blanco de la Sierra de Cádiz.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Amanecer en el solsticio de invierno


Arcos de la Frontera, uno de los pueblos mas bellos de España, vive el invierno menos frío de cuantos se recuerdan. La Villa declarada Conjunto Histórico-Artístico, es puerta de entrada a la "Ruta de los Pueblos Blancos" de la Sierra Gaditana.

Amanecer en el solsticio de invierno, cuando el sol sale en su posición mas al sur en el horizonte. Desde el Cerro de Pilatos, un otero privilegiado, se observa como el astro rey se levanta, trepa, sobre la torre-campanario de la iglesia de Santa María. El campanario de la iglesia de San Pedro se sitúa centrado en el conjunto monumental que forman junto al Castillo Ducal.

Se llama solsticio, o «Sol quieto», porque durante varios días la altura máxima del astro no cambia al mediodía. En el caso del invierno, esta posición se da en el punto de la órbita elíptica en el que el Sol alcanza su posición más austral. El día en que esto sucede, el Sol alcanza su máxima declinación Sur (-23º 27') y durante varios días su altura máxima al mediodía no cambia, y por eso, a esta circunstancia se la llama también solsticio («Sol quieto») de invierno. 






























El solsticio de invierno es un punto de inflexión, a partir de ahora los días comienzan a crecer en luz hasta alcanzar su punto máximo con el solsticio de verano. Un fenómeno que viene de la mano con la noche más larga del año y con el que comienza el invierno de forma oficial en el hemisferio norte y el verano en el sur. 

Las estaciones son diferentes en cada hemisferio debido a la inclinación del eje de la Tierra con respecto a su órbita, lo que hace que algunas partes del planeta estén más cerca del Sol y otras más alejadas. Si el eje de rotación de la Tierra fuera perpendicular al plano en el que se mueve alrededor del Sol, todos los días del año serían iguales, todos tendrían doce horas de luz y otras tantas de oscuridad

Para las antiguas culturas, los solsticios han sido días de celebración. Los cristianos vincularon el solsticio de invierno al nacimiento de Jesús (24 de diciembre) y el de verano al de San Juan (23 de junio), casualmente las dos únicas celebraciones que festejan un nacimiento, ya que el resto del santoral conmemora fallecimientos.