Tarde de tormenta en Arcos de la Frontera. El cielo se encuentra cubierto por un cumulo de nubes, amenazantes de lluvia, en su camino al "muro" de la Sierra de Grazalema. Mientras el sol se esfuerza, pelea por mantener iluminada la villa arcense, donde sus casas relucen, mas si cabe, en el telón grisáceo oscuro celestial. Las piedras artísticas de los altivos monumentos, alumbrados, destacan en la composición de un panorama espectacular.