En Arcos de la Frontera el puente bajo la Peña Nueva junto al puente que cruza el azud del Molino del Algarrobo fueron construidos, expresamente, para desviar el trazado de la carretera que pasaba justo debajo de la mencionada Peña Nueva. Los continuos desprendimientos de roca del colosal tajo forzaron modificar el trayecto de la vía al otro lado del río Guadalete, ante el peligro que suponía circular por ese camino.
El puente salva el río, que toma anchura en dirección al paraje de La Molina. Alzando la mirada, la iglesia de San Pedro y el Castillo Ducal asoman al precipicio. La fortificación se refleja, se baña, en las aguas del Guadalete donde las aves acuáticas disfrutan este hermoso entorno natural.
Desde el Balcón de la Plaza del Cabildo se logra visualizar los tres puentes que cruzan el río Guadalete por esta parte del pueblo. A los pies del mirador, en la vertical, el primer puente. Mas allá, el puente del Molino del Algarrobo y el Puente de Hierro de San Miguel.